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Darren Aronofsky en Cartagena
El FICCI rinde tributo a uno de los directores más destacados del cine estadounidense, presidente del jurado en la Berlinale 2015, que nos ha dejado películas de gran factura, con historias contundentes protagonizadas por grandes estrellas de Hollywood. Se proyectarán sus primeros cinco largometrajes: Pi, el orden del caos; Réquiem por un sueño; La fuente de la vida; El luchador y El cisne negro; y los asistentes a la edición 55 del Festival podrán compartir con el director dentro de la programación del Salón FICCI.
Con tan solo seis largometrajes, Aronofsky se ha convertido en un referente para las nuevas generaciones de cineastas que han hecho de varias de sus películas, títulos de culto y nuevos clásicos del cine mundial. El mayor reconocimiento a su trabajo llegaría con las cuatro nominaciones en los Globos de Oro 2011 y las cinco nominaciones a los Premios Oscar del mismo año por El cisne negro (2010), un thriller psicológico que ganó el Oscar en la categoría de Mejor Actriz para Natalie Portman.
Productor y guionista de casi todas sus películas, Aronofsky se distingue por construir sus argumentos alrededor de un personaje principal, por medio del cual expone sus preocupaciones con relación al ser humano. En cada película aborda un tema y una forma de presentar sus dudas y obsesiones; siempre plantea posibles respuestas y cuestionamientos que ponen a prueba el equilibrio entre realidad y fantasía, fe y escepticismo. Se le considera un maestro a la hora de esbozar en sus filmes las preguntas que todo ser humano se ha planteado en algún momento: la relación entre vida, enfermedad y muerte, la posición del hombre frente a la naturaleza o las consecuencias de nuestros actos.
Después de realizar cuatro cortometrajes, con su ópera prima Pi, el orden del caos debutó en el Festival de Sundance en 1998 y recibió el Premio a Mejor Director. Pi narra la vida de un brillante matemático, obsesionado con la idea de que, pese al aparente caos que rige el universo, existe un sistema numérico capaz de prever y controlar todo cuanto sucede en él.
Su segundo largometraje Réquiem por un sueño (2000), fue aclamado mundialmente por la crítica y el público, y se convirtió en un clásico de culto por su enorme poder visual y una banda sonora hipnótica. En este film, Aronofsky se centró en el mundo de las drogas y otras adicciones, y en sus devastadoras consecuencias.
Sus siguientes dos largometrajes La fuente de la vida (2006), una historia sobre el amor y la muerte, y El luchador (2008), en la cual narra la vida de un antiguo campeón de lucha libre que se encuentra en el ocaso de su vida profesional, muestran la complejidad de la visión del mundo que Aronofsky desarrolla en sus películas.
En su más reciente película, Noé (Noah, 2014), Aronofsky resuelve felizmente la tensión entre sus obsesiones de autor y el cine de gran presupuesto. La historia bíblica de Noé y el diluvio universal es el marco para una nueva inmersión del director en los terrenos de la fe, el pecado y la redención, y en la complejidad que esconden categorías binarias y en apariencia excluyentes como lo bueno y malo, lo divino y lo humano.
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Darren Aronofsky at Cartagena
FICCI 55 pays tribute to one of the most fearless directors of American cinema, a man who served as jury president of the Berlinale this year and who has brought us highly controversial films starring some of the big names of Hollywood. Festival-goers can see Pi, Requiem for a Dream, The Fountain, The Wrestler and Black Swan, and will have a chance to talk to Aronofsky in person at Salon FICCI.
Revered as a cult director, Aronofsky has only made six feature films, but several of them are already deemed the new classics of world cinema. His greatest recognition came in 2011 when he received four Golden Globe and five Oscar nominations for Black Swan (2010), a psychological thriller that gave Natalie Portman an Oscar for Best Actress.
Although each of his films tackles a specific topic and a new way of putting across the director's doubts and obsessions, most revolve around a main character, who voices these concerns in narratives that walk the fine line between reality and fantasy, faith and skepticism. Aronofsky has produced and written nearly all his own films and is considered a master when it comes to posing the existential questions we've all asked ourselves at some point in our lives about the relationship between life, sickness and death, the man's place in the natural order of things and the consequences of our actions.
After making four short films, his first feature film, Pi, premiered at Sundance in 1998, where it won him Best Director. Pi tells the story of a brilliant mathematician who is convinced that, despite the apparent chaos of the universe, there is a numerical system capable of predicting and controlling every event that takes place in it.
His second feature, Requiem for a Dream (2000), met with international acclaim from the critics and audiences alike, while its visual pull and hypnotic soundtrack quickly turned it into a cult classic. Here, Aronofsky graphically explores the world of drugs and other addictions of the modern world, driving home their demoralizing consequences.
Finally, The Fountain (2006), a film about love and death, and The Wrestler (2008), about a former wrestling champion in the twilight of his professional career, reveal the complexity of Aronofsky's world view.
In his most recent film, Noah (2014), Aronofsky resolves happily the tension between his obsessions as an author and the big-budget moviemaking. Noah´s biblical history and the flood is the space for a new immersion of the director into the faith lands, the sin and the redemption, and the complexity that hide binary categories and the exclusive appearance such as the good and evil, the divine and the humane.
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